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¡Paternalismo político! Lo que los correos electrónicos obtenidos por vía judicial del “Grupo de Trabajo sobre la Vacunación Obligatoria” revelan sobre nuestra comprensión de la democracia


Es una vergüenza política que la información central sobre la actuación del Estado, especialmente en asuntos que afectan a los derechos fundamentales y a la autonomía corporal, solo pueda obtenerse mediante procedimientos judiciales.



Es una vergüenza política que la información central sobre la actuación del Estado – especialmente en asuntos que afectan a los derechos fundamentales y a la autonomía corporal – solo pueda obtenerse mediante procedimientos judiciales. Quien se considere un “representante del pueblo” debería, por supuesto, revelar cómo se preparan las decisiones que afectan directamente a millones de ciudadanas y ciudadanos.


(Basado en: Correos electrónicos internos del “Grupo de Trabajo sobre la Vacunación Obligatoria” – obtenidos por vía judicial de Aya Velázquez)

Todos los gastos legales y judiciales para obtener los documentos del “Grupo de Trabajo sobre la Vacunación Obligatoria” fueron cubiertos personalmente por Aya Velázquez. ¡Ella agradece sinceramente cualquier apoyo!

Transferencia: Aya Velázquez, DE91 4306 0967 1115 8962 01
PayPal: aya.velazquez@protonmail.com
Bitcoin: bc1qwmdx6cn5ska80l8gwv7ywx3tz2h5v2xe4acpas


Que los periodistas y los ciudadanos tengan que demandar amparándose en la ley de libertad de información para acceder a documentos internos dice mucho sobre cómo una parte de la élite política ve al soberano: con desconfianza, paternalismo y, a veces, incluso con desprecio. En lugar de transparencia y esclarecimiento, a menudo predomina el reflejo de evitar el control, como si la exposición pública fuera un peligro y no la base de la democracia.

Obtenidos por vía judicial: Los correos electrónicos internos del “Grupo de Trabajo sobre la Vacunación Obligatoria”

La periodista Aya Velázquez logró la publicación de documentos internos del llamado Grupo de Trabajo sobre la Vacunación Obligatoria (AG Impfpflicht) en el Instituto Robert Koch (RKI) ante el Tribunal Administrativo de Berlín. Solo tras presión legal se liberaron 987 páginas de correos electrónicos y anexos que cubren el período del 13 de diciembre de 2021 al 5 de abril de 2022 —exactamente los meses en que el gobierno federal y los diputados debatían sobre una obligación general de vacunación.

Aunque faltan las actas de las reuniones, la correspondencia por correo electrónico muestra de manera impresionante cómo se preparó la obligación de vacunación en los entresijos de la administración, desde la coordinación entre ministerios sobre detalles legales hasta dudas internas que apenas se mencionaron públicamente.

Una visión del funcionamiento del poder: ¿Quién decidió qué?

El órgano principal fue el Ministerio Federal de Salud (BMG), concretamente la Subdivisión 61 “Seguridad Sanitaria” bajo Heiko Rottmann-Großner. También participaron el RKI, el Instituto Paul Ehrlich (PEI), los ministerios del Interior y de Justicia, el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Servicio Científico del Bundestag.

Los correos electrónicos muestran que el proceso estaba altamente coordinado políticamente: las objeciones científicas, por ejemplo sobre la eficacia y la justificación de una obligación general frente a la variante Ómicron, quedaron subordinadas a los objetivos políticos. Mientras que el equipo de crisis del RKI expresaba dudas internas sobre si la obligación podría mejorar significativamente la situación de infecciones, públicamente se seguía defendiendo claramente la obligación.

Conflictos jurídicos, técnicos y éticos

Los correos electrónicos muestran debates intensos sobre cuestiones que apenas llegaron al público:

¿Cómo debería aplicarse la obligación de vacunación? ¿Mediante multas, ejecución forzosa, medidas coercitivas? Oficialmente se excluía la detención coercitiva, aunque en los procedimientos internos se llegó a considerarla.
¿A quién se debía incluir? También turistas, trabajadores transfronterizos y personas sin residencia fija aparecían en las deliberaciones.
¿Cómo se garantizaría el control? Se esbozó un registro de vacunación como solución “a medio plazo” para identificar incumplimientos.
Se expresaron preocupaciones sobre la protección de datos varias veces, pero solo al final del proceso, cuando el calendario político ya estaba fijado.

Particularmente notable: la proporcionalidad, que debería ser central en una intervención tan profunda sobre derechos fundamentales, se mencionó pero apenas se evaluó de manera sistemática. No se evaluó exhaustivamente si existían medidas menos invasivas ni si la eficacia real de la medida estaba suficientemente comprobada.

La lógica interna del poder

Lo que revelan los documentos no es tanto un secreto como un sistema: un aparato político que, en estado de excepción, percibe la transparencia como una perturbación. Las decisiones se coordinan en pequeños círculos, se moderan las dudas y la crítica se considera un riesgo para la comunicación política.

Sin embargo, los correos electrónicos muestran que existían voces críticas dentro de la administración: personas que se preguntaban si la obligación era viable, legalmente defendible o médicamente justificada. Pero estas objeciones desaparecieron a medida que los documentos subían en la cadena de mando.

Prueba democrática: No superada

Al final, la obligación de vacunación fracasó en el Bundestag, y esto, en retrospectiva, probablemente fue un alivio para el Estado de Derecho. Porque si se hubiera decidido basándose en los procesos internos ahora conocidos, habría descansado sobre un fundamento científicamente, legalmente y moralmente frágil.

Los correos electrónicos obtenidos por vía judicial del Grupo de Trabajo sobre la Vacunación Obligatoria son más que un documento histórico. Son una lección sobre lo peligroso que es la opacidad en modo de crisis y sobre la importancia de un periodismo valiente que no se deja silenciar.

Conclusión

La transparencia no es un deber molesto, sino la piedra de toque de la legitimidad democrática. Quienes ejercen el poder político deben estar dispuestos a rendir cuentas sobre los fundamentos de sus decisiones, especialmente cuando se trata de libertad, salud y autonomía corporal.

Que los ciudadanos deban obligar a obtener esta información mediante los tribunales es una señal de alarma. Muestra que el pueblo está bajo supervisión, no el poder, y que este se ha acostumbrado demasiado a que casi nadie cuestione sus decisiones.

(Basado en: Correos electrónicos internos del “Grupo de Trabajo sobre la Vacunación Obligatoria” – obtenidos por vía judicial de Aya Velázquez)

Author: AI-Translation - АИИ  | 

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